Se acerca el día de San Valentín y aunque no soy partidaria normalmente de los "días de" y menos aún cuando el objetivo de los mismos es meramente comercial, debo reconocer que si hay algo que sí me gusta de esta celebración en concreto es que es una excusa perfecta para recibir flores. Ya sea porque mi marido se ha acordado y me ha regalado un ramo (o porque quiera expiar alguna pifia previa) o simplemente porque yo misma he aprovechado el día y me he autorregalado unas cuantas para disfrute propio.
Y es que cualquier casa luce mucho más alegre con un bonito ramo de flores frescas. Aportan un aroma delicioso y mucha vida a la estancia donde estén colocadas. Si se cuidan adecuadamente duran muchos días en perfectas condiciones, y depende de la variedad, incluso después, una vez secas, pueden seguir decorando y dando el toque de color perfecto a nuestra casa.
Pero seamos sinceros. Las flores frescas alegran y dan color, pero tienen una pega. Una pega importante. NO SE COMEN. Al menos las flores normales que compramos en una floristería. Algún defecto tenían que tener. Así que para solucionarlo aquí vengo yo con un sustituto perfecto al ramo de rosas: una deliciosa tarta de rosas de brioche bicolor, que no tiene tanto color como la rosas de terciopelo pero os puedo asegurar que huele igual de bien y está tan esponjosa y rica que se os saltarán las lágrimas de gusto al probarla.
Tarta de rosas de brioche bicolor, paso a paso.
(Adaptada de Chiarapassion. Para un molde desmontable de 22 cm. de diámetro.)
Ingredientes:
- Para la masa blanca:
- 150 gr. de harina de trigo de todo uso
- 150 gr. de harina de gran fuerza (si tenéis manitoba, perfecto; yo he usado de la marca Harimsa, que tiene 13 gr. de proteína)
- 60 gr. de azúcar
- 12 gr. de levadura fresca (o 4 gr. de levadura seca de panadería: ojo! no confundir con impulsor químico o levadura tipo Royal)
- 1 huevo L
- 50 gr. de aceite de girasol
- 100 ml. de leche templada
- 1 pizca de sal
- Para la masa de cacao:
- 150 de harina de trigo de todo uso
- 30 gr. de cacao puro en polvo sin azúcar
- 120 gr. de harina de gran fuerza (si tenéis manitoba, perfecto; yo he usado Harimsa)
- 60 gr. de azúcar
- 12 gr. de levadura fresca (o 4 gr. de levadura seca de panadería: ojo! no confundir con impulsor químico o levadura tipo Royal)
- 1 huevo L
- 50 gr. de aceite de girasol
- 100 ml. de leche templada
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de vainilla en pasta o extracto de vainilla de buena calidad
- Para pintar antes del horneado:
- 1 huevo
- 1 chorrito de leche
- 1 pizca de sal
Preparación:
- Primero vamos a preparar la masa blanca. Ponemos las dos harinas, el azúcar, la levadura desmenuzada, el huevo y el aceite en el bol de la amasadora con el accesorio pala, y mezclamos un par de minutos hasta que esté todo integrado. Obtendremos una textura como de arena gorda.
- Disolvemos la sal en la leche templada (no caliente) y sin apagar la amasadora vamos añadiendo la leche poco a poco. Cambiamos la pala y ponemos el gancho amasador y amasamos unos 10-12 minutos, hasta obtener una mezcla lisa y elástica, que se despega de las paredes del vaso.
- Engrasamos ligeramente un bol de cristal y nos engrasamos también las manos para manipular la masa. Formamos una bola con ella y la dejamos en el bol. Cubrimos con film transparente y un paño de cocina y dejamos levar a temperatura ambiente en un lugar cálido y apartado de corrientes hasta que doble de volumen (el tiempo dependerá de la temperatura de vuestra casa; en mi caso fueron unas 2.30 horas)
- Repetimos el proceso con la masa de chocolate, siguiendo los mismos pasos.
- Cuando la masa haya doblado de volumen, continuamos con el proceso.
- Cogemos primero la masa blanca y la estiramos con ayuda de un rodillo, intentando dejarla bien finita, con un grosor máximo de unos 2 mm. Con un cortador de 8 cm. de diámetro vamos cortando círculos de masa.
- Repetimos el proceso con la masa de cacao, y colocamos un disco de cacao sobre un disco de masa blanca. Pasamos un poco el rodillo por encima para que queden bien pegados. No hace falta que queden perfectamente redondos.
- Colocamos tres discos dobles, dos con la parte de cacao hacia arriba y uno en el medio con la parte blanca hacia arriba, según la imagen.
- Enrollamos empezando por abajo, hasta conseguir un rollito como el de la imagen.
- Con ayuda de un cuchillo bien afilado cortamos el rollito por la mitad, formando dos rosas iguales.
- Vamos colocando las rosas en el molde, en el que previamente habremos colocado un papel vegetal en el fondo y engrasado bien las paredes.
- Cuando terminemos con toda la masa y hayamos cubierto todo el molde, cubrimos con un paño limpio de cocina y dejamos de nuevo levar en un lugar cálido y apartado de corrientes hasta que vuelvan a crecer (aproximadamente unos 40 minutos). Cuando veamos que ya están a punto de conseguir el tamaño deseado, encendemos el horno a 180º, calor arriba y abajo sin ventilador.
- Llevamos al horno unos 25-30 minutos, vigilando sobre todo al final para que no se dore en exceso. Para evitarlo, en los últimos 10 minutos de horneado podemos cubrirlo con un poco de papel de aluminio.
- Una vez hecho, sacamos del horno y dejamos enfriar (si somos capaces) antes de comer.
No me digáis que al final no nos queda un brioche resultón, hiperesponjoso y original. Perfecto para regalar por San Valentín o como hago yo con las flores de verdad, para un autorregalo a uno mismo cualquier día, porque nosotros lo valemos.
¿Os animáis a prepararlo? ¡Claro que sí, no os olvidéis de contarme después si os gustó!
Besos!
Excelente, me encantó esta receta, recomiendo se le agre un poco mas de azucar a la masa de cacao
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ResponderEliminarSimplemente amo esta receta mientras leo. No sé cómo me las arreglaré para comer esto más tarde. Pero estoy seguro de que voy a intentarlo este fin de semana.
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