Hace tiempo, cuando vi en el blog de Sandra su receta de magdalenas al vapor, decidí que tenía que hacerlas. Me parecieron cuquísimas, con esos lunarcitos, tan monas... Pero qué os voy a contar que no sepáis: quién no ha visto una receta, se ha propuesto prepararla, y luego ha visto otra, y otra, y unas cuantas más.... En fin, que acabas con una lista de "recetas para hacer" interminable, y no hay tiempo disponible con una sola vida para hacerlas todas.
Sin embargo, hace unos días las chicas de MEUG publicaron también unas magdalenas de violeta al vapor, lo que definitivamente me hizo retomar mis ganas de probar a hacer estas magdalenas tan peculiares.
Miriam comentaba las posibilidades de esa masa tan blanca y fluida, con la que se podía dibujar casi como si fuera glasa. Por lo que decidí probar con unas calabacitas halloweeneras, dada la próximidad de esta fiesta. Pues a pesar de que no me siento muy indentificada con ella (sigo pensando que es una tradición ajena a nosotros que nos están metiendo con calzador por fines puramente comerciales), hay que reconocer que en materia de decoración para postres da mucho juego.
Debo confesar que la preparación de estas magdalenas ha sido de lo más entretenido. La masa no lleva ningún tipo de grasa, ni mantequilla ni aceite, y el color blanquecino se lo aporta el batido de los huevos con el azúcar, lo que hace que blanqueen.
Para conseguir los colores, simplemente separé dos pequeñas porciones de masa, y una la teñí de negro y la otra de naranja con colorantes en gel. Introduje las mezclas coloreadas cada una en una manga pastelera con una boquilla del número 3, y a pintar!
Para hacerlas yo he utilizado la Thermomix con el accesorio Varoma, pero si tenéis una vaporera o una cazuela para cocinar al vapor, también se puede hacer, siguiendo los mismos pasos.
Magdalenas al vapor
(Receta adaptada de La Receta de la Felicidad. Cantidades para unas 10-12 unidades)
Ingredientes:
- 3 huevos
- 200 gr. de azúcar
- 150 ml. de leche
- 300 gr. de harina
- 3 cucharaditas de levadura en polvo
- 1 cucharadita de vainilla en pasta o de extracto de vainilla
- Mermelada de fresa para el relleno (opcional)
Preparación:
- Tamizamos la harina junto con la levadura. Reservamos.
- En el bol de la batidora, batimos a velocidad alta los huevos con el azúcar hasta que tripliquen su volumen y blanqueen.
- Diluimos la vainilla en la leche. Añadimos la leche y la mezcla de harina y levadura, y mezclamos hasta que esté todo integrado.
- Separamos dos pequeñas partes de masa, y una la teñimos de negro y otra de naranja (para conseguir el naranja mezclé a ojo un poco de Red red y de Golden yellow, ambos de Wilton). Metemos cada color en una manga pastelera con la boquilla del número 3.
- Ponemos las cápsulas dentro de un molde de silicona o metálico (yo usé ramequines) para evitar que con el vapor se mojen y se nos echen a perder.
- Rellenamos las cápsulas con la masa blanca hasta 1/3 de su capacidad. Ponemos una cucharada generosa de mermelada, y volvemos a poner más masa, hasta llegar a los 2/3 de la capacidad total de la cápsula.
- Con las masa de colores, vamos dibujando las calabacitas con el diseño que queramos.
- En la Thermomix, ponemos 1/2 litro de agua en el vaso y programamos 25 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1. Mientras se calienta el agua, colocamos las cápsulas dentro del recipiente Varoma, pero aún no lo ponemos sobre la Thermomix.
- Cuando hayan pasado los 10 primeros minutos, colocamos el Varoma sobre la Thermomix, y lo dejamos los 15 minutos restantes. Una vez transcurrido el tiempo, sacamos del Varoma (con cuidado porque el vapor quema) y dejamos enfriar sobre una rejilla.
- Tendremos que repetir el proceso varias veces hasta terminar con todas las magdalenas. A mí sólo me cabían tres en cada vez...
NOTAS:
- Son unas magdalenas diferentes, más sositas de lo que estamos acostumbrados. Recomiendo que seáis generosos con el relleno de mermelada, porque si no, para mi gusto, quedan un poco secas.
- Si tenéis la posibilidad de prepararlas en tandas más grandes, mejor, porque una vez preparada, la masa comienza a fermentar, generándose burbujas de aire en su interior. Por tanto, las primeras que preparemos nos quedarán más lisitas, pero a la segunda y sucesivas tandas se les formarán cráteres en la superficie, al reventar algunas de esas burbujas de aire. Y si esa burbuja revienta en el centro de la cara de una calabacita, no va a quedar muy bonito... (bueno, salvo que digamos que es una calabaza-zombie, jajaja).
- La masa no deja de ser una mezcla de harina y elementos húmedos, por lo que, aunque parezca muy fluida, es posible que queden pequeños pegotitos de harina que atasque las boquillas. Si os pasa esto, o bien limpiais la boquilla con agua cada vez que se os atasque, o bien colocáis la masa directamente sin boquilla, simplemente haciendo un pequeño corte en la punta de la manga pastelera. Para dibujos grandes, que no requieren demasiada precisión, será suficiente.
- Para dibujar los ojitos de las calabazas, simplemente mojamos un palillo en la masa blanca y con esa masa hacemos los ojos.
- No se conservan demasiado bien de un día para otro. Están buenas en el momento de hacerlas, pero al día siguiente se me habían quedado gomosas por fuera y un poco resecas por dentro.
- Definitivamente, son divertidas de hacer y quedan muy vistosas, pero en cuanto a degustación se refiere no son las más ricas de las que he hecho hasta ahora.
Si os animáis a prepararlas, contadme vuestra experiencia, a ver qué tal os salen a vosotros!
Muchos besos!
Montes