Cheesecake de fresa y Oreo. Receta muy fácil sin horno.

Madre mía, qué calor hemos pasado este fin de semana! Casi parece que el verano quiere entrar antes de tiempo, y aunque es cierto que tenemos ganas de buenas temperaturas ya, la verdad es que creo que mejor cada cosa en su momento. Porque aquí pasamos casi del jersey gordito a las chanclas y los tirantes, sin solución de continuidad, y se agradecería un poquito de periodo de transición, al menos para ir atemperándonos...

Así que os podéis imaginar que estos pasados días el horno ni mirarlo. Ni por supuesto nada de acercarse siquiera un poco. Bicho, bicho! Como para aumentar la temperatura de mi cocina... Que no se si os lo he contado alguna vez, pero mi cocina es como un pequeño zulo oscuro, y en verano o en ocasiones como estos días de calor alcanza unas temperaturas que como para aumentarlas encendiendo el horno...

Pero el hecho de que no se pueda (o no se deba) encender el horno, no significa, como seguro sabréis, que no podamos preparar un postre estupendo. Y aprovechando las casi últimas fresas de la temporada, he preparado esta delicia de tarta cremosa con una base de galletas Oreo que ha sido todo un éxito.

Cheesecake de fresa y Oreo. Receta muy fácil sin horno.

(Adaptada de Copenhagencakes.com. Para un molde desmontable de unos 20 cm. de diámetro)

Ingredientes:

• Para la base: 
• 300 gr. de galletas Oreo
• 80 gr. de mantequilla derretida
• Para el relleno:
• 4 hojas de gelatina neutra
• 200 gr. de fresas (frescas o congeladas)
• 30 gr. de azúcar
• 1 cucharadita (tsp.) de vainilla en pasta o extracto de vainilla de buena calidad
• 400 gr. de queso fresco tipo Philadelphia
• 250 ml. de nata para montar (mín. 35% M.G.)
• Fresas enteras partidas por la mitad
• Para decorar:
• Galletas Oreo partidas por la mitad
• Fresas partidas por la mitad

Preparación:

1. Con ayuda de un procesador de alimentos trituramos las galletas Oreo enteras hasta reducirlas a un polvo fino. Añadimos la mantequilla derretida y mezclamos hasta obtener una textura como de arena húmeda. Vertemos en el molde y presionamos bien por el fondo del mismo, con ayuda de un vaso o del dorso de una cuchara, para que quede bien compactado. Llevamos a la nevera mientras preparamos el relleno.
2. Ponemos las hojas de gelatina a hidratar en agua fría.
3. Lavamos las fresas y les quitamos el rabito. Trituramos los 200 gr. del relleno hasta reducirlos a puré. Los ponemos en un cazo junto con el azúcar y la vainilla, y calentamos a fuego medio sin dejar de remover, hasta que el azúcar se disuelva por completo. Retiramos del fuego.
4. Escurrimos bien la gelatina y la incorporamos a la mezcla de fresas. Removemos bien para que la gelatina se disuelva por completo. Dejamos atemperar.
5. Ponemos el queso bien frío en el bol de la batidora de varillas y lo batimos unos minutos para que esponje ligeramente y tome aire.
6. Cuando la pasta de fresa ya no esté caliente, la añadimos al queso y batimos de nuevo todo junto para mezclar bien.
7. Montamos la nata y la añadimos al bol del queso y fresa. Mezclamos todo suavemente con una espátula de goma hasta obtener una masa homogénea y sin grumos.
8. Forramos las paredes del molde con acetato para pasteles. De esta manera será más fácil desmoldarlo después y quedará mejor.
9. Partimos las fresas restantes por la mitad y las vamos pegando alrededor del molde, sobre el acetato.
10. Vertemos la mezcla de queso cubriendo las fresas del borde, cuidando de que queden todos los huecos bien cubiertos. Alisamos la superficie con ayuda de una espátula.
11. Llevamos a la nevera un mínimo de 4 horas.
12. Antes de servir, decoramos la parte superior de la tarta con mitades de galletas Oreo y fresas partidas por la mitad.

Lo bueno de esta tarta es que además de con fresas frescas como en esta ocasión, se puede hacer igualmente con fresas congeladas. Así que si sois previsores podéis dejar fresas congeladas para más adelante, aunque también hay supermercados donde venden fresas congeladas durante todo el año, lo que es muy práctico y estupendo para personas sin memoria o previsión como yo.

Como veis es una tarta muy fácil que se puede dejar preparada con antelación y mantener refrigerada hasta el momento de consumirla. Aquí ha tenido mucho éxito, pues es fresca, suave y cremosa y no demasiado dulce, por lo que reúne todos los requisitos que para mi familia debe tener un buen postre. ¿Os animáis a probarla?