Esta es un entrada cortita.
El 2012 ha sido un año que, por lo general, no se puede considerar demasiado bueno. Afortunadamente, yo puedo decir que a mí no me ha repercutido negativamente, tanto mi marido como yo tenemos trabajo y eso es algo de lo que podemos alegrarnos profundamente. Mi familia y amigos están bien de salud, y tampoco se han visto demasiado afectados por la actual crisis.
Sin embargo, me consta que ese no es el caso de mucha gente. En este año que vamos a dejar atrás, muchas personas han perdido su trabajo, y otras que lo perdieron antes no han podido encontrar uno nuevo. Muchas familias han visto cómo pasaban de tener una vida relativamente cómoda, a vivir al día con lo que van pudiendo reunir y muchas veces gracias a la ayuda de amigos y familiares.
En mi trabajo veo a diario el resultado de todo el proceso: empresas que echan a trabajadores porque no tienen dinero para pagarles, porque no han cobrado de proveedores que a su vez no tiene dinero porque no han conseguido vender lo suficiente. Y cada día más. Ha pasado de ser un goteo a un chorro por el que se escapan puestos de trabajo. Y esto seguirá así a no ser que cambie algo, que cambiemos la mentalidad. Porque no será desde luego gracias a las Instituciones ni a los políticos, cuyos fines desde luego no coinciden con los de la gente normal.
Yo llevo muy poquito tiempo con el blog. Y en ese tiempo he podido conocer a mucha gente que me ha sorprendido por su capacidad de "tirar pa'lante", iniciativa y buenas ideas, gente que ante una circunstancia difícil no se ha quedado en su casa pensando en lo que ha perdido, sino que ha reorganizado su mente y optado por un nuevo camino. Es cierto que eso no es siempre posible, que hay muchos factores que influyen, pero esas personas que han convertido algo positivo en lo que a priori era una situción negativa deben ser nuestra fuente de inspiración, pues será gracias a gente como ellas, emprendedores que dejan atrás sus miedos buscando una opción mejor, que conseguirmos seguir adelante y superar por fin esta maldita crisis.
Así que, después de esta parrafada, sólo me queda una cosa por decir: que tengáis un feliz 2013, y que el año que viene, cuando hagamos balance, podamos decir que, entre todos, algo sí que hemos podido cambiar.
¡FELIZ 2013!