Por fin veo la luz al final del túnel! Esta semana ya es la última antes de mis vacaciones, sólo queda el sprint final y ya estará! Y es que hay que ver lo largo que se me está haciendo...
Además, llevamos dos semanas sin ver a las peques, que están en Comillas con mis padres. Si, estamos de Rodriguez, solitos en casa. No tendría tiempo material para contaros aquí la larga lista de planes que teníamos aprovechando que no tenemos a las niñas. Desde museos, pasando por cine, teatro, cenas, paseos, salidas en bici, ir de compras tranquilamente... En resumen, disfrutar de unos días solos haciendo cosas que normalmente tenemos limitado poder hacer.
¿Y queréis saber, de todas esas cosas, cuáles hemos hecho? Pues quitando una salida al teatro y a cenar, y el viaje exprés que la semana pasada hicimos a Barbastro, en Huesca, al Festival del Vino de Somontano, el resto del tiempo básicamente nuestra actividad se ha reducido a echar siestas y ver capítulos atrasados de nuestras series favoritas. Emocionante, eh? Aunque, pensándolo bien, unos días tranquilos, sin demasiada actividad, a lo mejor era exactamente lo que necesitábamos. Y debo confesar que desde luego me han sentado fenomenal.
Y ese perreo que he estado sufriendo todos estos días se me ha contagiado también al blog. No me apetecía siguiera acercarme a la cocina a preparar nada de nada, muchísimo menos algo que implicara encender el horno o cocinar al fuego. Puf, impensable. Por eso, cuando recibí la Degustabox de julio, y ví que entre la variedad de cosas chulas que traía se incluía un brik de leche de avellanas, se me ocurrió utilizarla para la receta de este mes.
La verdad, no había probado nunca antes la leche de avellanas y tenía curiosidad, pues las avellanas me gustan mucho. Y debo decir que está muy rica, es muy agradable y tiene mucho sabor, aunque en mi caso, dada mi pasión por la leche de vaca, es difícil que pudiera llegar a sustituirla. Son dos productos diferentes que no pueden compararse, pero la leche de avellanas me ha sorprendido gratamente y es muy probable que vuelva a utilizarla en más postres. En este caso he decidido probar a hacer una sencilla panna cotta, aunque en realidad no podría llamarse así porque no lleva nada de nata, ni siquiera ningún tipo de lácteo, pero es una receta vegana muy rica e ideal tanto para intolerantes a la lactosa o alérgicos a la proteína de la leche, como para personas que, de forma voluntaria, han decidido no tomar leche de vaca. Y para variar, la he combinado con chocolate, pues, si a esa marca italiana la combinación de chocolate y avellana le ha funcionado tan bien durante tantos años, debe ser por algo, no? ;)
Panna cotta de avellanas y chocolate (receta vegana)
(Receta de Montes Ortiz. Para unos 5-6 vasitos, dependiendo del tamaño)
Ingredientes:
- 1 sobre de gelatina neutra en polvo
- 400 ml. de leche de avellanas
- 1 cucharadita de vainilla en pasta o extracto de vainilla de buena calidad
- 1 cucharada de avellana en pasta (opcional, le dará aún más sabor a avellanas, pero si no tenéis se puede omitir perfectamente)
- 100 gr. de azúcar moreno
- 125 gr. de chocolate negro
- 4 cucharadas de leche de avellanas
- 30 gr. de avellanas tostadas, picadas
Preparación:
- Ponemos la gelatina a hidratar con dos cucharadas de agua fría. Reservamos.
- Ponemos la leche de avellanas, el azúcar, la vainilla y la pasta de avellanas en un cazo a fuego medio, removiendo hasta que se disuelva el azúcar (*).
- Añadimos la gelatina ya hidratada y removemos hasta que se haya disuelto.
- Retiramos del fuego y vertemos en los vasitos elegidos. Llevamos a la nevera hasta que cuaje, mínimo unas 4-5 horas.
- Antes de servirlo, ponemos en un bol apto para microondas el chocolate troceado y las 4 cucharadas de leche de avellanas. Calentamos al microondas, en intervalos de 1 minuto, removiendo bien cada vez entre medias, hasta que se haya derretido por completo.
- Vertemos el chocolate derretido sobre las panna cottas, ponemos las avellanas picadas (**) por encima, y servimos inmediatamente.
(*) Si habéis utilizado pasta de avellanas, es posible que no se disuelva bien del todo al calentarlo con el resto de ingredientes. En ese caso podéis pasar la mezcla por la turmix, para conseguir que se mezcle todo perfectamente.
(**) Para trocear las avellanas simplemente las he colocado entre dos papeles de cocina y he pasado el rodillo sobre ellas varias veces, hasta conseguir el tamaño de trocitos deseado: ni muy grande ni reducidas a polvo.
Espero que os animéis a probarlo y me contéis. Como véis, es una receta muy fácil que se prepara enseguida, apta para días perros y para ausencia total de ganas de complicaciones :)
Besos!
Montes
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