No nos queda nada de verano, apenas unos días, y con él se nos va la luz, la temperatura, y sobre todo las frutas de verano. Me encanta la fruta de verano: el melón, la sandía, los melocotones, las nectarinas, los albaricoques, las ciruelas... Pero desgraciadamente tienen una duración corta y tendremos que esperar todo el año para poder disfrutar de ellas de nuevo. Sin embargo, una forma de aprovechar las últimas antes de que se acabe la temporada es preparar mermelada casera. En mi caso me encontré con varios kilos de ciruelas rojas que me trajo mi vecino, y después de dar buena cuenta de muchas de ellas, y antes de que empezara a dolerme la tripa del atracón, decidí aprovechar el resto para preparar esta deliciosa y facilísima mermelada casera de ciruelas rojas.
Mermelada de ciruelas rojas (con y sin Thermomix)
Ingredientes:
- 1 kg. de ciruelas rojas, lavadas y sin pepitas
- 800 gr. de azúcar
- 30 gr. de zumo de limón
- 12 gr. de pectina (opcional)
Preparación (tradicional):
- Lavamos y quitamos las pepitas a toda la fruta. La pesamos, pues el peso resultante será la referencia para la cantidad de azúcar. Para 1 kg. de fruta ya limpia, pondremos 800 gr. de azúcar.
- En un cazo a fuego medio ponemos la fruta troceada, el azúcar y el zumo de limón. Cocemos durante unos 40 minutos, removiendo frecuentemente.
- Si utilizamos pectina para conseguir una textura más espesa, cinco minutos antes de finalizar la cocción, mezclamos la pectina con una cucharada de azúcar y lo añadimos al cazo, removiendo bien.
- Una vez alcanzada la textura deseada, retiramos del fuego y vertemos en tarros de cristal previamente esterilizados.
(*) Si no se puede o no se quiere añadir pectina adicional, una forma de conseguir una textura más espesa es añadir los huesos de las ciruelas a la cocción, y retirarlos después.
Preparación (Thermomix):
- Lavamos y quitamos las pepitas a toda la fruta. La pesamos, pues el peso resultante será la referencia para la cantidad de azúcar. Para 1 kg. de fruta ya limpia, pondremos 800 gr. de azúcar.
- Ponemos en el vaso las ciruelas y troceamos programando 3 segundos, velocidad 4.
- Añadimos el zumo de limón y el azúcar y programamos 40 minutos, velocidad 2.
- Si vamos a utilizar pectina, cinco minutos antes de finalizar la cocción mezclamos la pectina con una cucharada de azúcar y lo añadimos al vaso, removemos bien y volvemos a tapar el vaso y continuar con la cocción el tiempo restante.
- Finalizado el tiempo, vertemos la mezcla en botes de cristal previamente esterilizados.
(*) Si no se puede o no se quiere añadir pectina adicional, una forma de conseguir una textura más espesa es añadir los huesos de las ciruelas a la cocción, y retirarlos después.
Para conseguir una perfecta mermelada casera hay que tener en cuenta varios factores:
- FRUTA
La fruta es la base de la mermelada, la parte más importante. Si la fruta no es buena o está en mal estado, obtendremos una mermelada con mal sabor y de mala calidad. Por la misma razón, es importante que esté en su punto óptimo de maduración, ni muy verde ni demasiado madura.
La fruta hay que pesarla una vez limpia de piel y hueso (en su caso). En esta ocasión, las ciruelas no hará falta pelarlas, sólo quitarles el hueso, pero puede haber otras frutas (como los melocotones) en los que sí será necesario también pelarlas. El peso de la fruta ya limpia será el que tomemos como referencia para la cantidad de azúcar a utilizar.
- AZÚCAR
El azúcar es el segundo ingrediente principal de las mermeladas. Actúa de conservante, y debe añadirse en cantidad suficiente para que pueda cumplir dicha función. Si utilizamos demasiada poca cantidad de azúcar, es posible que la mermelada fermente y se estropee. Por el contrario, si utilizamos demasiado azúcar se puede producir una cristalización posterior de la mermelada, que tampoco es deseable.
Normalmente se preparaban las mermeladas caseras empleando el mismo peso de azúcar que de fruta, pero podemos reducir esa cantidad de forma segura a los 800 gr. de azúcar por cada kg. de fruta. Si reducimos más la cantidad de azúcar corremos el riesgo de que se produzca la fermentación que os comentaba anteriormente.
- PECTINA:
La pectina es un componente que se encuentra sobre todo en la piel y los corazones o pepitas de las frutas y verduras, y que se utiliza para espesar determinados alimentos. Hay frutas con una proporción de pectina mayor que otras, por lo que, dependiendo de qué mermelada vayamos a preparar, o de los gustos de cada uno, será necesario añadir mayor o menor cantidad de pectina. En mi casa nos gusta la mermelada poco espesa, casi con la textura de una jalea, pues a mis hijas no les gustan ni los tropezones ni que quede demasiado "gorda", como ellas dicen. Por eso, confieso que a pesar de que la mermelada de ciruelas suele quedarme bastante fluida, no utilizo pectina ni ninguna otra opción gelificante. La pectina no aporta sabor ni afecta a la conservación de la mermelada, sólo a la textura, por lo que si, como a mí, os gusta la textura más fluida, podéis optar por prescindir de ella.
Como os comentaba, hay frutas (como las manzanas, los arándanos, las uvas, los albaricoques...) que son ricas en pectina, mientras que otras (higos, peras, fresas...) son pobres en esta sustancia. Si queremos obtener una mermelada con una consistencia más gelificada, la proporción de pectina a añadir será de unos 6 gr. por cada 500 gr. de fruta (normalmente el fabricante indica en el envase la cantidad a añadir).
La pectina debe añadirse siempre al final de la cocción (pues no soporta temperaturas elevadas durante demasiado tiempo, o pierde su poder gelificante) y mezclada con azúcar para evitar que form grumos. Para activarla es necesaria la presencia de un ácido, y por eso, aunque normalmente la mayoría de frutas contienen ácido cítrico en mayor o menor medida, le ponemos zumo de limón a nuestras mermeladas caseras.
Las ciruelas, a pesar de que es una fruta rica en pectina, contiene la mayor parte de la misma en el hueso, por eso al eliminarlo, si no añadimos pectina adicional, nos puede quedar una mermelada bastante líquida. Como os decía arriba, otra opción es añadir los huesos de las ciruelas a la cocción y eliminarlos después, de esa forma aprovecharemos la pectina natural contenida en ellos.
- TEXTURA FINAL:
Como decíamos antes, los gustos personales pueden influir también en la obtención de una textura determinada, como en mi caso. Pero normalmente, para saber si, tras el tiempo establecido de cocción, nuestra mermelada tiene la consistencia adecuada, tenemos varias formas de comprobarlo. Mientras preparamos la mermelada metemos un plato en el congelador, y cuando esté hecha, vertemos una cucharadita de mermelada sobre el plato frío, comprobando que no queda ni demasiado líquida ni demasiado espesa. Si estuviera demasiado líquida, podríamos continuar la cocción cinco minutos más.
Otra manera de comprobar la consistencia es, una vez finalizado el tiempo de cocción, coger un poco de mermelada con una cuchara y llevarla al congelador un par de minutos. Si al sacarla de nuevo vemos que tiene una apariencia más rugosa y se pega a la cuchara al darle la vuelta, estará lista.
- CONSERVACIÓN:
Para conservar nuestra mermelada casera debemos utilizar siempre frascos de cristal que deberán estar previamente hervidos para esterilizarlos, y que no debemos haber manipulado después con las manos.
Una vez finalizada la cocción, verteremos la mermelada aún caliente en el interior de los tarros hasta casi el borde, y cerramos bien, asegurándonos de que estén correctamente cerrados y no tengan fugas. Damos la vuelta a los tarros y dejamos boca abajo hasta que enfríen completamente.
Este método es válido si hacemos poca cantidad de mermelada para consumo inmediato, pero si lo que queremos es hacer cantidades mayores o embotarla para dejarla guardada y poder disfrutar de ella a lo largo de más tiempo, deberemos además volver a hervir los frascos de mermelada al baño maría una vez rellenos. Para ello, una vez enfriada la mermelada, meteremos los botes en agua hirviendo durante unos 10-15 minutos. Luego los sacamos y dejamos que se enfríen por completo.
Es conveniente que, una vez fríos, etiquetemos los botes indicando la fecha de envasado, para tener una referencia sobre su duración. Deberemos después conservarlos en un lugar fresco y oscuro, alejados de la luz y de fuentes de calor, y por supuesto, una vez abiertos deberán guardarse en el frigorífico.
No hay nada mejor que poder disfrutar de un desayuno tranquilo con un buen café con tostadas y mermelada de ciruelas casera. Delicioso! Como veis, es una manera estupenda de aprovechar las últimas ciruelas de la temporada y además no supone nada de esfuerzo. Igualmente, los consejos que os apunto arriba son extensibles a cualquier tipo de mermeladas, por lo que podréis prepararla de vuestra fruta favorita.
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