Muchas veces he contado lo que me gusta preparar masas levadas, y la verdad es que lo echaba de menos. Desde antes del verano no había vuelto a publicar ninguna, y llega un momento en que se siente como una necesidad y no puedes esperar más para ponerte con las manos en la masa, literalmente. Hacer bizcochos, tartas, mousses... está fenomenal, pero la sensación gratificante de amasar y ver cómo crece una masa y adquiere nuevas texturas y aromas no tiene comparación ninguna.
Ahora que estamos en plena temporada de calabaza, lo que suelo hacer es preparar bastante puré (cocino la calabaza al vapor al microondas, que es una manera rápida y que no ensucia nada) y una vez triturado lo guardo en recipientes individuales, marcando la fecha y la cantidad que contienen, y los congelo. De esa manera luego puedo ir sacando en función de lo que necesite para la receta que vaya a preparar. Como en el caso de estos bollitos de calabaza, que son una receta que llevaba mucho tiempo queriendo probar. Emplear puré de calabaza en la masa la convierte en aún más tierna y aromática si cabe, resultando unos panecillos dulces extremadamente suaves y esponjosos. Todo un manjar al alcance de cualquiera, porque veréis que la elaboración no es nada complicada. Como casi todas las masas levadas, el secreto está en amasar hasta conseguir el desarrollo adeacuado del gluten y en respetar los tiempos de levado.
Bollos tiernos de calabaza
(Receta de Albahaca y canela. Para unas ocho unidades)
Ingredientes:
- 325 gr. de harina de fuerza (yo he utilizado de la marca Harimsa, que tiene un 13% de proteína)
- 5 gr. de levadura seca de panadería
- 200 gr. de puré de calabaza
- 30 gr. de mantequilla fundida
- 75 ml. de leche
- 1 cucharadita de vainilla en pasta o extracto de vainilla de buena calidad
- 50 gr. de azúcar
- 1 pizca de sal
- 1 huevo batido
- Azúcar para espolvorear
- Mermelada de albaricoque o melocotón
Preparación:
- Tamizamos la harina junto con la levadura de panadería en el vaso de la amasadora. Reservamos.
- Ponemos la vainilla junto con la leche en otro bol y calentamos unos segundos en el microondas. Añadimos el puré de calabaza, la mantequilla fundida, el azúcar y la sal. Mezclamos bien.
- Añadimos esta mezcla al vaso de la amasadora, colocamos el accesorio gancho, y amasamos, primero a velocidad baja y luego a velocidad media-alta, unos 10-15 minutos, hasta que obtengamos una masa lisa y elástica. Sacamos la masa del vaso y formamos una bola con ella.
- Engrasamos con un poco de aceite de girasol un bol de cristal y colocamos dentro la masa. Tapamos el bol con film transparente y llevamos a un lugar templado fuera de corrientes (yo lo he dejado dentro del microondas apagado) hasta que doble de volumen, aproximadamente unas dos horas.
- Cuando haya doblado el volumen, sacamos del bol, desgasificamos y dividimos la masa en ocho porciones iguales. Boleamos cada una de ellas, intentando dejar bien tensa la superficie, y las colocamos en una bandeja de horno sobre la que habremos colocado un papel vegetal o una hoja de silicona, separadas entre sí lo suficiente para que al aumentar de volumen no se toquen entre ellas. Pincelamos con un poco de huevo batido, cubrimos con un paño húmedo y dejamos que vuelvan a levar por segunda vez, hasta que vuelvan a doblar el tamaño, aproximadamente una hora más.
- Un poco antes de completar el segundo levado encendemos el horno a 200º. Volvemos a pincelar los bollos con huevo batido. En este caso a la mitad los espolvoreé con azúcar por encima antes del horneado, y la otra mitad los pinté con mermelada de albaricoque una vez ya horneados. Podéis elegir cualquiera de las dos maneras.
- Llevamos los bollos al horno unos 20 minutos. Transcurridos los primeros quince minutos, estamos pendientes por si se doran demasiado, en cuyo caso podemos taparlos con un poco de papel de aluminio hasta completar el horneado.
- Cuando estén hechos, sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla. Si no los hemos espolvoreado con azúcar antes de hornear, calentamos unos segundos un poco de mermelada de albaricoque o melocotón en el microondas, y pintamos con ella los bollos, mientras aún están calientes.
Estos bollitos están deliciosos recién hechos, y aguantan perfectamente tiernos unos dos o tres días, cubiertos con papel de aluminio para que no se sequen. Pero si no se van a consumir podemos congelarlos individualmente, y luego descongelarlos unos segundos en el microondas cuando queramos tomarlos.
Si me disculpáis, os dejo relamiéndoos con estas imágenes, que a mí me está esperando un café calentito y un par de bollos de calabaza recién hechos. Si vosotros también queréis disfrutar de este sencillo placer, ¡ya habéis visto que es muy fácil!
Besos!
Besos!
I Love, einfach nur großartig und so wundervolle Fotografie!
ResponderEliminarLiebe Grüße,
Jesse-Gabriel